Generación de Energías alternas opción para la agro industria Caribeña
Javier H. Duque A. – Bifeño Promoción 1980 (artículo publicado en Diario del Norte y Diario del Magdalena)
Es un asunto de interés nacional el uso de energías alternas, hecho evidenciado en proyectos como el de Celsia – Grupo Argos, que se dio al servicio en Santa Rosa de Lima al norte de Cartagena en el Departamento de Bolívar, que se convierte en la segunda Granja Solar del país, la primera en su tamaño en el Caribe con 8,06 MW, después de la de Yumbo Valle del Cauca de 9,8 MW, que equivalen a la generación de energía estimada para más de 7.400 familias en cada proyecto.
Este tema cada vez toma más auge, la ejecución de proyectos en esta materia son un mandato, pues la necesidad de las comunidades apartadas de los centros urbanos de cambiar su entorno son prioritarias; el contar con energía es fundamental para este cambio, pues el bienestar de los pobladores y la ejecución de proyectos agroindustriales requieren fuentes estables de energía.
Como se debatió en el Segundo foro de Energías Renovables de Riohacha en este mes de marzo de 2019, son muchas organizaciones, empresas del sector privado, y entes del estado que ven claro el hacer empresa, aprovechando el espacio que hoy existe por lo insuficiente que es la generación tradicional de energía, además de su impacto ambiental. Esto obliga a nivel mundial el desarrollo de proyectos como el del Celcia – Grupo Argos y otros conglomerados económicos que los están emprendiendo, pues ven en esto, una actividad necesaria y rentable.
Es acá donde el gobierno central con organizaciones algunas adscritas al Ministerios de Minas y Energías, como es el caso de FENOGE – “Fondo de Energías no Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía”; y el UPME – “Unidad de Planeación Minero Energética”, divulguen las normas, incentivos, apoyos, para que estos proyectos se den, no solo con el concurso de los grandes grupos económicos, sino con entes administrativos del sector rural, incluyendo empresarios medianos y pequeños del sector agro-industrial, este sector es donde a mil voces se clama por el servicio de energía de manera óptima, continua, y con precios adecuados para que sus inversiones sean rentables, pues es el campo y el sector rural es el más golpeado por la falta de servicios públicos.
Aquí FENOGE, es fundamental al apoyar económicamente los proyectos que se planeen adelantar, y el UPME aporta los elementos y evaluación de los proyectos energéticos de energías no convencionales y renovables para las exoneraciones de aranceles e impuestos. Estas actividades de apoyo por norma son de acceso de todos los ciudadanos, para que los proyectos sean desarrollados por personas naturales y personas jurídicas, sin ninguna distinción ni preferencia.
Se ha notado de alguna manera, sin ninguna documentación explicita, que existen discrecionalidades en los tramites en FENOGE y en el UPME, además los tiempos de trámite son largos y sin ningún cronograma claro, transformando los trámites ante FENOGE y UPME en actividades desgastantes, que para las personas naturales, pequeños empresarios, y entes rurales son un viacrucis de papeleos y largos lobbies, que en muchas ocasiones no tienen respuestas ni apoyos concretos.
Solo los grandes empresarios puede asumir estos largos tiempos de espera, aunque para ellos las respuestas son casi inmediatas, pues estos proyectos son inversiones que acrecentaran su patrimonio. Por otro lado, para las persona naturales, entes rurales o pequeños empresarios son la opción a la viabilidad de su proyectos, y la de tener de una vez por todas y con sus recursos propios el fundamental recurso de la energía, que es la forma de dar dinámica a su iniciativa de cambio del campo y del sector rural.
Aquí la importancia de actividades como el Segundo foro de Energías Renovables de Riohacha, y la apertura, divagación que debe darse a entidades como FENOGE y el UPME, insistiendo en la colaboración para los proyectos de energía renovables a las personas naturales, pequeños empresarios, y entes rurales. Sin dejar a un lado la necesidad de crear incentivos, para que empresas mundiales dueñas de tecnologías para la fabricación de equipos y partes en proyectos de energías renovables, se instalen en nuestro territorio Colombiano, teniendo estas fuentes de suministro en el país, pues su importación es larga, costosa y desgastante.