Hablemos de fútbol | Distinción vs. distracción
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Vuelta a la cima del fútbol’ fue el nombre del evento que organizó Oliver Bierhoff, director de la selección alemana en todas sus categorías, preocupado por la eliminación precoz de la mayores en Rusia y los malos resultados de la sub-17 en un torneo internacional enfrentando a España, Países Bajos y Portugal. Pero sobre todo a Bierhoff la preocupación por la actualidad del fútbol alemán lo llevó a expresar: “No producimos suficientes futbolistas. El entrenamiento se ha formalizado demasiado”. “Los clubes prefieren traer a futbolistas jóvenes de Inglaterra, España, Francia, Bélgica. Para cambiarlo solo hay una solución, volver a explotar al máximo nuestro talento”.
La historia nos enseña que los alemanes han sido capaces de superar las dificultades. Me gusta cómo una de las mayores potencias futbolísticas acepta la disminución en sus logros, detecta el problema, no pierde tiempo en lamentaciones y diagnóstica y emprende, desde la iniciativa del director general, la tarea de recuperar su protagonismo ganador. Qué bueno sería que en Sudamérica, después del modestísimo nivel presentado por sus selecciones en el reciente torneo sub-20, los que dirigen el fútbol en cada país mostraran la preocupación de Bierhoff y la comunicaran a sus hinchas, y luego dialogaran un plan que busque reencontrar el talento y la calidad para improvisar que identificó al futbolista de estos lares. La Selección Colombia hizo parte de ese mediocre torneo.
Fue un equipo que no cuajó un funcionamiento armonioso y mucho menos efectivo. Pero clasificó al Mundial de Polonia (entre otras por su defensa y porque de seis clasificaban cuatro). La Federación Colombiana de Fútbol le extendió la confianza a Arturo Reyes, su técnico, lo cual me pareció justo. Ahora podrá ajustar, corregir, enfatizar, elegir nuevos jugadores, en fin, hacer todo para transformar, en un Mundial, la escuálida imagen futbolística que dejó en un Suramericano.
En mi opinión, un reto que necesita una dedicación al cien por ciento. Sería buena idea que la distinción que le acaba de dar Carlos Queiroz nombrándolo asistente de la mayores empiece a regir después del Mundial de Polonia, para que se enfoque absolutamente en el gran compromiso que tiene con la sub-20 y el prestigio del fútbol colombiano. Otra cosa podría ser, antes que una distinción, una distracción. Una peligrosa distracción.