Erika Montero – Promo 2003, integrante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
Erika Montero trabaja como especialista en derechos humanos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en el Grupo de Soluciones Amistosas. Es abogada colombiana, egresada de la Universidad Libre (2009). Estudió una Maestría (LLM) en Derecho Internacional y Derechos Humanos en American University Washington College of Law (2012). Realizó estudios de diplomado en la Academia de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de American University (2011), en donde además fue investigadora legal y asistente del Programa de Estudios Avanzados en DDHH y DIH (2011-2013). Fue pasante del Grupo de Corte, Becaria de la Relatoría sobre los Derechos de la Niñez y Consultora de la Oficina de Registro de la CIDH. Previamente trabajó como Visitante Profesional ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y realizó prácticas profesionales en las oficinas del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), en la Unidad para Latinoamérica y el Caribe; en el Centro por la Justicia y Derecho Internacional CEJIL, y ante la Jurisdicción Contenciosa Administrativa en Colombia.
En el pasado encuentro de la Cofraternidad, Erika pronunció un discurso que merece ser publicado:
PALABRAS DE ERIKA MONTERO EN EVENTO DEL 27 DE NOVIEMBRE EN EL ENCUENTRO DE LA CONFRATERNIDAD BIFFEÑOS LASASALLISTA
Buenas noches a todos los aquí presentes, hermanos biffeños lasallistas, profesores, estudiantes y ex alumnos.
Mujer preparada vale por dos así que traje unas cortas palabras para compartir con ustedes el día de hoy y no dejar mis agradecimientos al azar de la memoria.
Primero, Quisiera agradecer a Dios, porque suyas son mis batallas y victorias y por permitirme ser un instrumento para dar voz a los que no tienen voz, para contribuir a la construcción de una región más justa y obtener reparaciones para los que han sufrido violaciones de sus derechos.
A mi madres, que es mi roca y quien no puede estar aquí el día de hoy pero como siempre me acompaña en cada momento de mi vida.
A mi padre que me dejo el tesoro más grande en la vida que, según el, es la educación.
A cada víctima de violaciones de derechos humanos en cuyo caso he tenido la oportunidad de trabajar, ya que son la fuente de mi inspiración y la razón de mi vocación y son a quienes me debo profesionalmente.
Al colegio Biffi la salle y a la asociación de egresados Asobiffi, gracias por este reconocimiento, para mí es un honor recibir esta mención así como una motivación para continuar trabajando bajo los principios de ética, perseverancia e integralidad que nos caracterizan a los miembros de la comunidad bífeño lasallista.
Quisiera aprovechar para compartir una pequeña reflexión que hice al escribir este agradecimiento. Me pregunté de qué estoy agradecida de haber aprendido en el colegio Biffi la salle? y la conclusión tiene que ver mucho con el haber pertenecido a la formación en las ciencias humanas, los humanistas como nos llamaban. agradezco al colegio Biffi el que en sus aulas, especialmente en sus aulas humanistas, haya obtenido la convicción de que no hay honor más grande ni acción más noble que estar al servicio de los demás, en especial de los más desprotegidos, y con esa misma convicción y vocación de servicio que me ha impulsado hasta este momento continuaré trabajando y dejando en alto el nombre de esta institución.
En nombre de todos mis compañeros humanistas y de la promoción 2003 quisiera agradecer al colegio biffi y a los organizadores de este evento, Asobiffi, por este ágape que nos reúne el día de hoy, desde diferentes ciudades de Colombia y de otros países; por darnos la oportunidad de celebrar por todo lo alto nuestros 15 años de graduados y por ser una razón para confraternizar en este encuentro que nos une esta noche.
Finalmente, quisiera dedicar este premio a la memoria de Henry Camargo Bernal y Andres Felipe Gálvez, mis amigos y hermanos de la vida, de la promoción 2000, quienes desde arriba nos acompañan y celebran con nosotros en este día.
Muchas gracias,
ERIKA MONTERO